Las ventosas o “cupping” es una técnica que consta de utilizar el vacío generado por una ventosa en contacto con la superficie del cuerpo, para eliminar o reducir adherencias de los tejidos, reactivar la circulación sanguínea, relajar músculos o grupos musculares, trabajar contracturas y tensiones o tonificar el sistema nervioso.
Su uso está extendido por todo el mundo teniéndose hallazgos y registros siglos antes del cristianismo, cada cultura lo ha empleado con los materiales que tenía más a mano a lo largo del tiempo, pudiendo observarse ventosas hechas con barro, bambú, bronce, cuernos vacíos de animales, y actualmente de vidrio soplado.
También las empiezan a haber de manera muy recurrente de plásticos y siliconas cuyo vacío se genera mediante una bomba de vacío externa. Suele ser más rápidas y sencillas de aplicar, pero sinceramente, prefiero las de vidrio soplado o bambú, pues permiten utilizar el fuego como generador de vacío en el interior de la ventosa, calentando progresivamente ésta y pudiendo de esta manera aportar calor durante la terapia, lo cual beneficia a los sistemas muscular y circulatorio.
Es habitual tener unos hematomas con forma circular sobre las zonas donde se hayan aplicado las ventosas y el paciente sufra de algún dolor físico, falta de tonicidad o movilidad en la zona durante los próximos 4 a 8 días. Pero esto no repercutirán dolo o molestia alguna y desaparecerán solos.