Y todo inicio tiene un porque.
A menudo miramos atrás en algún momento de nuestras vidas y vemos lo que éramos, que queríamos ser y en que nos hemos convertido. Muchas veces distan bastante nuestros sueños de niños a nuestras realidades de adultos, y no es malo, son solo decisiones que tomamos conforme nuestra realidad de cada momento va cambiando a lo largo de nuestras vidas. Hay personas que les motiva el dinero, otras el éxito, otras la ambición, las hay que se mueven por el conocimiento, por la caridad, la seguridad de los suyos y los que les rodean, y los que se preocupan de la salud de los demás.
Es muy habitual encontrar personas que han cambiado de profesión u oficio a lo largo de sus vidas por múltiples razones, mejorar su calidad de vida, aumentar su nivel económico, una compatibilidad con familia, estudios o hobbies… y suelen llevarles a ello experiencias o situaciones por las que hayan pasado y aprendido alguna lección.
En mi caso fue por una experiencia pasada…
Creía tener claros mis objetivos laborales y vitales con 18 años (ahora me río mientras escribo esto) e iba recomendado y encaminado a sacarme una Ingeniería, pero unos problemas de salud me llevaron a acudir durante una temporada a diferentes médicos y especialistas de la rama alopática de nuestra medicina.
Tras varios años sin resultados, se me recomendó bajo el alegato de «no pierdes nada» probar la Acupuntura basada en la Medicina Tradicional China (no la acupuntura de visión occidental que venden en masters post-universitarios en Europa. Recalco esto último porque nada tiene que ver una formación con otra, tienen percepciones muy distintas de la salud y los tratamientos son completamente diferentes).
Y cual fue mi sorpresa, que a pesar de ir a consulta con un escepticismo atroz propio de un científico con el que acudí a consulta, tuve que tragarme mis ideas y mi concepción de la salud y del cuerpo humano, ampliando mi visión acerca de su completa interrelación e interdependencia para con las enfermedades.
Esto me hizo llegar a dudar de la medicina actual y de como siemre se intenta separar al cuerpo humano por piezas, tratándolo por especialistas sin que haya una conexión entre los diferentes sistemas, así como verlo como si de una máquina se tratara, cambiando y arreglando piezas en vez de intentar sanarlo para que recuperara su equilibrio original.
Decidí en ese momento que algún día estudiaría MtC y Acupuntura para ayudar a los demás como me ayudó a mi.
Pasados unos años, un accidente de bici de vuelta del trabajo me llevó a conocer la Osteopatía debido a de nuevo a mala praxis de nuestro sistema médico alopático occidental. La mejoría y los resultados fueron inmediatos, salí nuevo a pesar de que me recomendaban entre 1 y 2 meses de escayola en el hospital, más la consiguiente rehabilitación física por la segura pérdida de tonicidad muscular que acarrearía.
Tras salir de la consulta de Osteopatía de Albacete, de camino a Valencia mi cabeza no hacía más que pensar y recodarme la acupuntura, como ambas materias tenían concepciones muy similares de la salud y la enfermedad, y como se compenetraban perfectamente en consulta. Fue entonces cuando decidí dar el paso.
Los siguientes años fueron bastante duros… trabajé como cocinero en diversas arrocerías y algunos de los mejores restaurantes japoneses de Valencia saltando de un sitio a otro mientras compatibilizaba mis estudios y formaciones en Medicina Tradicional China y Osteopatía.
Por suerte tuve el apoyo económico de mis padres por no caer por el camino. Muchas gracias a ambos 🙂
Quien iba a decirme que aquel chico de 17 años que quería montar molinos eólicos y paneles solares para ganar mucho dinero y pagar menos luz, iba a acabar ayudando a la gente a recuperar su salud, equilibrio y bienestar ^^
Los cristianos dicen «Los caminos del Señor son inescrutables», Lao Tse decía «Cuida tus pensamientos, palabras, acciones y hábitos, estos formarán tu carácter, y tu carácter se convertirá en tu destino»