La osteopatía visceral se encarga de estudiar y abordar las patologías o disfunciones relacionadas con nuestros órganos internos, así como la relación que hay entre ellos, nuestros tejidos, estructuras y emociones.
A diferencia de la osteopatía estructural, en visceral no trabajamos sólo con estructuras sólidas, sino con tejidos y fascias, por lo que no movemos los órganos como tal, sino que los liberamos de la tensión acumulada en los tejidos que los envuelven por una causa física, química o psicoemocional, ayudando con ello a que se reinstaure el correcto lugar del órgano o víscera y por ende su correcta función.
Puede llegar a ser sin duda la solución a un amplio abanico de patologías de origen visceral como en casos de problemas con el sistema disgestivo, incluidos los de relación hepatobiliar; problemas o alteraciones menstruales; hernias, disfunciones gastrointestinales… al igual que se ha comprobado los beneficios de la osteopatía visceral también sobre la biomecánica de nuestro cuerpo por su interrelación con el aparato locomotor.